martes, 24 de junio de 2014

Frustración



Mudando de piel
Así me encuentro en estos días de intento tras intento de construir algo provechoso a partir de las pistas que vamos trabajando en el curso de nuevas tecnologías e innovación educativa. Mudando de piel, insegura, cansada, frustrada… a algún pequeño logro le sigue, muchos días, una enorme decepción. Cambio de rumbo ¿no vi antes este documento? Cuando creía tener perfiladas las tareas parece ser que ha variado un poco la hoja de ruta. No es mi territorio y no le veo el sentido claro. Siento que no tengo la globalidad de la película (en relación al trabajo fina) y voy yendo y volviendo de y a los temas una y otra vez. La suerte no estuvo de mi lado esta vez y tras sesudas reflexiones, perdí lo que tenía escrito. ¡Porca miseria! Vuelta a preguntarme qué maestra quiero ser… qué posibilidades ofrecen las nuevas tecnologías a mi quehacer docente e investigador, cómo me voy viendo obligada a cambiar de piel… Sí, la verdad. A día de hoy, siento que ciertamente estamos viviendo (sí, sí, sé que lo hemos leído y comentado tantas veces… sé que no es nuevo) un cambio profundo en los modos de aprender, en las maneras de relacionarnos y construir la sociedad, muchos de ellos profundamente afectados por las posibilidades (y límites) que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Esto nos exige un enorme esfuerzo de adecuación y adaptación (vivido esta vez a flor de piel). Cuanto más intento explorar las posibilidades y nuevos entornos de aprendizaje de esta era digital (estos días, a través de esta materia), más incompetente me siento. Y no me consuela la frase célebre de Sócrates que atribuye el comienzo de la aproximación al conocimiento al reconocimiento de la propia ignorancia. No me consuela para nada. Las nuevas tecnologías suponen hoy por hoy, por tanto, un enorme desafío que nace del deseo de ser una docente mínimamente competente digitalmente, con un conocimiento suficiente de las herramientas disponibles en la web y sus posibilidades, y principalmente con una gran habilidad para discernir la información y las herramientas más apropiadas, aquellas que nos ayudan a optimizar el tiempo y los resultados y no a malgastarlos. ¡Hoy en día existen tantas posibilidades de buscar, gestionar, transformar y compartir la información en múltiples formatos! Y, sin embargo, ¡se hace tan costoso disponer de tiempos largos para la reflexión y la creación de calidad! Me pregunto, en estos días, si la razón de encontrarme con tanta dificultad y límites en el desarrollo de cierta competencia mediática será el saberme más bien kinestésica a la hora de aprender, y por tanto, con necesidad de más tiempo para adquirir las destrezas, habilidades y aprendizajes, para hacerlos realmente míos… Me descubro, muchos días, ante casi cada nuevo programa o aplicación que exploro, con resistencia, con temor de perder la información, con temor de perder el tiempo y una enorme tentación de hacerlo “a mano”… Me descubro, en síntesis, con una enorme resistencia y una gran frustración en este intento de ser docente alfabetizada, docente e investigadora alfabetizada apta para un desempeño adecuado en el siglo XXI, en el momento en que vivimos, y con los enormes desafíos que vivimos en nuestra tierra esmeraldeña, y en el contexto de la Educación Superior en Ecuador… Me entró vértigo. La era digital, las nuevas tecnologías me están arrollando estos días y no consigo incorporarme. Cuanto más me asomo más me apabullan...

El texto anterior lo escribí hace cuatro días y lo dejé inconcluso, no me pareció oportuno publicarlo. Han pasado unos días, lo he revisado y reflexionado, y expresa mi vivencia, mi experiencia… Es mi narrativa personal de estos días y evidentemente es muy personal y subjetiva. Pero soy de la opinión de que también se pueden compartir los fracasos y las dificultades, o las búsquedas, los intentos, las frustraciones… aunque algunos piensen que es consuelo de tontos el compartir las adversidades.

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