Lecturas



Buenas prácticas de uso de las TIC en las escuelas


En el presente artículo los autores analizan la experiencia positiva de uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que llevan a cabo en el Colegio Amara Berri de San Sebastián, centro educativo de reconocido prestigio por su talante innovador. Para ellos se describen las actividades (talleres, tareas, proyectos, organización…) del departamento de Medios de Comunicación y los roles del alumnado y profesorado. Y se realiza una evaluación de la experiencia en cuanto a su aporte pedagógico. Este análisis se aborda desde a constatación de que las investigaciones actuales sobre el impacto de las nuevas tecnologías en educación no ha tenido los resultados esperados, aspecto sobre el que es necesario realizar una profunda reflexión para su optimización.
Una constatación clara que aportan los autores es que resulta evidente que las TIC están transformando profundamente la sociedad, el conocimiento y el papel de las instituciones educativas; pero no se está logrando transformar los procesos de enseñanza-aprendizaje en sí, o no con al nivel que cabría esperar. Es claro que el uso de las computadoras e sí no produce innovación. Y cada vez está más reconocido el hecho de que el cambio, más que de las herramientas tecnológicas depende de cómo nos relacionamos docentes, alumnado, información y experiencia. En ese sentido resultan claves los elementos didácticos y organizativos de las instituciones educativas.
A menudo el problema principalmente se atribuye a el equipamiento informático o al profesorado (en cuanto a su competencia digital) pero, siendo estos aspectos importantes, no lo es menos el necesario cambio en cuanto a la concepción del aprendizaje y en cuanto a las metodologías que actualmente hacen falta. Aspectos estos que están muy relacionados con la estimulación en los procesos de enseñanza aprendizaje de la creatividad, el ingenio y la inventiva frente a las actividades convencionales clásicas.
Entre las barreras que han impedido un mayor éxito del uso de las TIC en las experiencias de aprendizaje en el artículo se destacan: la deficiente formación digital docente (que mayoritariamente carece de la habilidad de uso de nuevas prácticas metodológicas con TIC); la falta de infraestructura y acceso óptimo a las TIC en las mayoría de las escuelas; y las deficiencias del sistema educativo en sí, puesto que para que las Tic sean efectivas han de estar integradas en la visión de conjunto de la escuela.
Estudios realizados en Europa muestran 3 conclusiones principales acerca de la integración del uso de las TIC en los centros educativos: primeramente, que la relación entre inversiones y beneficios no es satisfactoria; segundo, que con el uso de las TIC no está cambiando la metodología del profesorado; y en tercer lugar la constataciones de que los sistemas educativos actuales dificultan el impacto de las TIC.
Además, aunque son claras sus posibilidades no se puede olvidar también sus límites o riesgos, como su exposición a intereses económicos, la fuerte exigencia que suponen de tiempo y dedicación para el profesorado y el riesgo de legitimización del formato tradicional de transmisión de conocimiento en educación.
Para los autores, la cuestión de fondo residiría en preguntarnos qué tipo de escuela y educación necesitamos, puesto que muchos profesores están utilizando las TIC para seguir haciendo lo mismo de siempre, algo que diversas instancias (OCDE; Unesco y Comisión Europea por ejemplo) cuestionan y abogan por un abandono de las gramáticas y prácticas tradicionales en las escuelas.
Las buenas prácticas educativas serían por tanto aquellas que (con o sin herramientas tecnológicas) cuestionan y rompen con las prácticas educativas tradicionales. En palabras de Hernández (en Area, 2007)[1]: “aquella que:  (a) permite que todos los aprendices encuentren su lugar para aprender;  (b) favorece formas de aprendizaje vinculadas a la comprensión y no a la repetición;  (c) tiende a cuestionar lo establecido más que a naturalizarlo;  (d) quienes lo practican saben dar razones del por qué lo hacen; (e) favorece la creación de conocimiento a partir del diálogo y el debate desde posiciones no siempre coincidentes;  (f) permite establecer relaciones entre campos u objetos que se han mantenido aislados; y (g) (y la lista se puede alargar) se da cuenta de todo el proceso seguido utilizando diferentes alfabetismos.”
Esto hace evidente que son necesarias nuevas narrativas escolares, y por tanto nuevas narrativas en nuestra experiencia como docentes e investigadores. En ese sentido, como afirman los autores, investigar y compartir buenas prácticas educativas con nuevas tecnologías puede aportar alternativas de cambio profundo en las gramáticas educativas.
Algunos aspectos significativos de las buenas prácticas en el uso de las TIC en el Colegio Amara Berri que se resaltan son el hecho de que las TIC son parte del escenario de aprendizaje y no el aspecto crucial; lo realmente importante es la identidad y la calidad de los procesos de aprendizaje. Estos procesos en Amara Berri no se desarrollan en entornos ni con materiales habituales (no hay libros de texto por ejemplo) sino que el Departamento de Medios de Comunicación constituye un eje clave del aprendizaje que orienta, canaliza y articula procesos activos y reales de construcción del aprendizaje. Además las actividades son lúdica, se realizan en talleres y se materializan en productos tangibles con un evidente protagonismo del alumnado (los más mayores, los de tercero son los responsables de la producción) y también un alto compromiso y responsabilidad social. Se utilizan una amplia gama de herramientas y todos los procesos se enmarcan en un sistema pedagógico que favorece nuevos roles protagónicos en alumnado y profesorado orientados a los resultados de aprendizaje y regulados por procesos de diálogo y contraste. Lo clave en la escuela por tanto es el sistema pedagógico innovador, modelo en el que se han sabido encajar convenientemente las nuevas tecnologías digitales. Así, estas refuerzan la fuerte identidad de un centro abierto, con procesos flexibles, innovador, que es comunidad de aprendizaje, donde se desarrolla el trabajo de forma colaborativa, con protagonismo del alumnado y favoreciendo la autonomía en el aprendizaje y que se proyecta en innovación y mejora continua.


[1] Area, M. (2007a). Hoy entrevistamos a Fernando Hernández. [Consultado el 22 de enero de 2009]. Disponible en: http://ordenadoresenelaula.blogspot.com/search/label/entrevistas.


¿Qué significa ser maestra hoy?

El análisis que Juana Sancho y José Miguel Correa vierten en el monográfico Aprender a ser maestra: perplejidades y paradojas del n° 436 de Cuadernos de Pedagogía parte de la afirmación de que la educación tenía entre sus fines el preservar y transmitir valores, actitudes y saberes dominantes, y si bien en algún momento se consideró la escuela como único (o principal) medio para ello el contexto actual nos evidencia lo limitado de esa perspectiva. El estudio hace referencia a la etapa inicial y primaria. En él se cita a David Berliner, quien considera que actualmente vivimos en un mundo V-I-C-A: volátil, incierto, complejo y ambiguo (en cuanto a los rasgos sociales más característicos quizás de la época actual). Ese contexto provoca que resulte especialmente pertinente cuestionarse por qué y qué supone ser maestra en este escenario. Los rasgos citados marcan ya a priori que esta identidad habrá de estar marcada por la flexibilidad, la provisionalidad, la apertura y la capacidad de innovación o adaptación si se desea ajustar a la era en que vivimos. Entre los cambios más importantes que se están viviendo y que afectan intrínsecamente al ser y al hacer docente estaría el cambio en la propia concepción del conocimiento, fuertemente dinámico y difícil de predecir, con enromes exigencias en cuanto a las competencias profesionales, muy marcado por la influencia de las nuevas tecnologías y por tanto exigiéndonos a los docentes una continua capacitación y habilidades de adaptación y negociación. Otro cambio significativo es que el currículo básico encierra mayor complejidad, lo que exige el desarrollo de habilidades de indagación, coordinación y articulación dinámica del conocimiento. La escuela además ha de responder a mayores requerimientos, tanto en tiempo como en brindar una educación integral, que parte de la psicomotricidad, la alfabetización y también abarque la educación ética y emocional. A ello hay que sumarle el desarrollo del aprendizaje en un entorno mucho más diversos y plural en cuanto a rasgos geográficos, culturales, religiosos, políticos, económicos o sociales (fruto de la globalización y las migraciones), lo que hace que las maestras deban desarrollar gran capacidad de ser flexibles, adaptativas y dinámicas. Por último, la necesaria alfabetización mediática se convierte en un gran desafío y a la vez una gran oportunidad para las maestras puesto que es inevitable convivir con los soportes, herramientas y entornos tecnológicos y digitales y ello a la vez ha transformado los modos y medios de las actividades de enseñanza aprendizaje: se hace necesario desarrollar habilidades que favorezcan en el alumnado la indagación y el análisis y resolución de problemas; y en ese contexto la maestra ha de hacer más bien un papel de guía favorecedora del diálogo y la cooperación. En ese sentido, un rasgo clave de la identidad del profesorado actual ha de ser la renovación. Es urgente una renovación metodológica en la escuela actual, y en ese horizonte es necesario preguntarse si la formación del profesorado está orientada en este sentido: el favorecer que las maestras y maestros lleguen a ser más guías o facilitadores y no transmisores, con capacidad de diálogo y de negociación.



Sancho, J.M. y Correa, J.M. (2013). Aprender a ser maestra hoy: perplejidades y paradojas. Cuadernos de Pedagogía,436.




Larry Cuban “La introducción de las TIC no demuestra que el alumnado aprenda mejor”


Larry Cuban afirma en esta entrevista publicada en Cuadernos de pedagogía que la gramática de la escuela no cambiará a través de las acciones del profesorado, sino que cambiará desde fuera. Y que podemos decir que la escuela es una institución conservadora. ¡Y algunas de nosotras aun hoy seguimos eligiendo esta profesión con la esperanza de que es clave para posibilitar la transformación de la realidad! ¿Habremos perdido el norte? ¿Estamos en el camino equivocado? ¿Cuál ha de ser nuestro empeño entonces? ¿Qué nos toca a los docentes? ¿Por dónde deberían apuntar las investigaciones en educación y nuevas tecnologías?
Según el autor no está científicamente demostrado que introducir las TIC en el aula transforme la metodología docente, ni que el alumnado aprenda más y mejor gracias a ello. Todavía no se ha comprobado que el uso de las TIC cambie la enseñanza. Sí se constata en algunos estudios que docentes estudiantes usan más las computadoras que antes, pero ¿para qué las usan? Muchos aprendices y maestros hacen las mismas cosas de siempre, pero ahora con el computador. No han variado sus formas de favorecer el aprendizaje o de aprender.
Es por esto que en la investigación educativa el autor defiende que se ha de abordar mucho más el estudio de lo que ocurre en el aula. Y en ese contexto estudiar cómo se utilizan las nuevas tecnologías tanto por parte del profesorado como del alumnado. Como defiende el autor, actualmente y desde una perspectiva economicista a menudo se aborda el ámbito educativo desde una mirada “científica” más que desde una perspectiva que concibe la educación como un arte. En gran parte, por el alto costo económico que suponen tanto el investigar qué es lo que ocurre en las aulas como el análisis del uso que docentes y alumnado hacen de las nuevas tecnologías.


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